lunes, diciembre 06, 2010

LITERATURA FEMENINA Y FEMINISTA

La literatura feminista está comprometida en expresar los problemas de una sociedad injusta y machista que ignora el rol de la mujer en la sociedad. A través de personajes, como La tercera mujer de Gilles Lipovetsky, se expresa la frustración de la mujer en una sociedad sexista.




También se opone a la opresión, la exclusión y la dependencia de la mujer al hombre. Existen muchas obras literarias en donde el feminismo se hace notar. Todas estas obras comparten un mismo fin; criticar una sociedad marcada por sus costumbres y tradiciones en donde la mujer tiene un papel secundario y sometido. Al mismo tiempo, el feminismo está dando carácter de época a nuestro tiempo y está marcando las pautas a la cultura del mañana. A través de la escritura, muchos autores han tratado también de la conciencia entre los lectores sobre este tema. El feminismo en la literatura surge por un problema social existente, a pesar de estar expresada en muchas obras de ficción.






Por ejemplo, en “Nice Work”, una novela de David Lodge, el autor acude al humor y la ironía para hacer llegar más rápido su mensaje a los lectores. Esta novela trata distintos temas, como el capitalismo, la diferencia de clases sociales y el feminismo. La intención de esta obra de la literatura contemporánea es hacer una crítica hacia la Inglaterrade los 80 durante el gobierno de Margaret Thatcher.


Cualquiera de estas novelas feministas podrían llegar a parecer simplemente historias de amor, abandono y sufrimiento, temas superficiales pero estos temas solo sirven como disfraz para el autor de lo que realmente quiere exponer. En el caso de estas novelas y muchas otras obras literarias, a partir del análisis podemos encontrar la crítica que la novela esconde desde el punto de vista del feminismo. Por lo tanto, si un lector no tiene los conocimientos necesarios, o no encuentra cierto interés en ideologías, como el feminismo, no percibirá este mensaje en la obra.
La gran aportación de la literatura testimonial, permite que uno se identifique con las historias personales de los personajes ya sean reales o inventados. La textualización del cuerpo femenino es prominente en todos los géneros no solo en el feminista. La mujer se define como sujeto textual y cuenta su historia, independientemente de la que le habían inventado los hombres. El resultado ha sido una literatura erótica sin inhibiciones, en donde deseos, pasiones y fantasías se compilan con metáforas táctiles. Quizá la rebelión ha sido más intensa y más extendida en Latinoamérica porque es aquí donde se ha sentido con más injusticia las represiones. Conviene advertir que el cuerpo femenino se incorpora a la literatura latinoamericana actual en otra dimensión, distinta de la erótica, pues también se temática la violencia sexual ejercida contra la mujer en una sociedad donde apenas ahora, en el siglo XXI, se empieza a pensar en las posibles implicaciones legales de la violación o el acoso sexual.

Desde un punto de vista psicológico, un texto femenino tiende preferentemente a encadenar los hechos, el hombre es proclive a conducirlos a un estadio simbólico. Las mujeres se interesan más por las explicaciones, los varones por las interpretaciones. La mujer lleva la realidad al plano de las ficciones y da mucha importancia a los detalles. Estas características diferenciadoras se hallan en el cerebro, en la distinta forma de pensar que tenemos los hombres y las mujeres. Por eso el término literatura femenina no es un calificativo, sino una diferenciación. Por supuesto que el arte no tiene sexo, ni color, ni idioma, ni clase social, ni raza, y la literatura, como expresión artística, no es otra cosa que la manifestación de la sensibilidad humana.



¿Hace falta que a una obra literaria le pongamos sexo? ¿Importa que el autor de una obra sea hombre o mujer? Yo creo que el escritor es un ser asexuado, o bisexual o transexual para los que lo prefieran, pues tiene la capacidad de inventarse a sí mismo en la apariencia de un ser inexistente. No hay escritura masculina o femenina, la literatura puede prescindir de nuestra manía de ponerle etiquetas a todo. Un buen autor puede ser hombre, mujer, árbol o piedra, puede ser blanco, negro, extraterrestre, puede y debe serlo todo para dar credibilidad a su obra.

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